El cuerpo y el peronismo

Son conocidos los problemas que tiene el peronismo para definirse. Se lo suele denominar como un movimiento. Pero algo que se mueve todo el tiempo, es algo inestable.

Hay peronistas de derecha, de izquierda y los hay a los que esas categorías los tiene sin cuidado.

Dado que por el camino de las ideas políticas no se lo puede explicar, tal vez por el lado de las prácticas sea más fácil.

¿Qué tienen en común, no en sus pensamientos, sino en su accionar los que se denominan peronistas?

El peronismo nace con un líder carismático que le da nombre y vida a este movimiento, partido, sentimiento, gran familia, etc. Fue un verdadero caudillo, una figura fuerte.

Una persona que no era encuadrable dentro de ninguna ideología, sino un ser pragmático, y hábil para llegar y conservar el poder.

Se podría resumir la práctica que atraviesa a todos los políticos peronistas, como el desarrollo de la capacidad para encolumnarse detrás de un líder con el objetivo de llegar a un lugar de poder. Los habrá con más o menos convicciones ideológicas.

La figura del caudillo es intrínseca a la práctica peronista. El día que haya algo que se llame partido peronista, sus afiliados voten en elecciones internas de forma democrática,  y hayan instituciones partidarias que todos respeten, dejará de ser peronismo.

En los 90´ se llamó Menem y en los 2000 Nestor Kirchner.

¿Y cuál es la práctica del cuadillo peronista?

Se podría sintetizar como la capacidad para trabar acuerdos con los sectores de poder de la sociedad. Debe tener la habilidad para estar presente en diversos temas, al punto de parecer omnipresente. Es un don para concentrar la mayor cantidad de decisiones.

Para ello es imprescindible ser y mostrarse fuerte.

Son muy pocos los que tienen ese don. Nestor sin duda lo tenía.

En el 2003 esa habilidad del líder, sirvió para ordenar y normalizar un país que si bien económicamente ya estaba recuperándose, seguía golpeado social y políticamente. Fue ese político casi ignoto, que con valor pidió en persona descolgar la imagen de Videla y otros asesinos.

Pero el caudillismo es una práctica que en el siglo XXI quedó un poco anticuada.

Sería extraño que esa forma de ejercer el poder pueda seguir vigente en el año 2010 de la misma manera que en los tiempos de Perón.

¿Qué cosas han cambiado desde la década del 40’ hasta el 2010? ¿Y que cosas no?

Cambiaron radicalmente los ritmos. Todo es mas veloz. La velocidad de nuestras vidas fue acelerada por el impulso de las tecnologías para comunicarnos.

La presidenta en un momento de  descanso toma su celular y escribe 140 caracteres que llegan a miles de personas en todo el mundo.

Un diario se mete en una red social, en pocos minutos levanta unas fotos y las pública. En otros pocos segundos esas fotos llegan al monitor o al celular de miles de personas, que a su vez las publican en miles de blogs.

Si la vida de cualquier persona que habita una gran metrópolis se ha vuelto vertiginosa, mucho más aun será la de un caudillo de la era 2.0.

Un líder como Perón en la década del 40’, que concentraba las decisiones importantes, tendría unas horas, o unos días para reflexionar, pensar y decidir. Ese tiempo no lo tiene hoy ni siquiera una persona que ocupa un rol gerencial en cualquier oficina del microcentro.

Es decir, en un mundo mas lento, me imagino que ser caudillo era mucho más fácil y saludable.

Lo que no cambió con el tiempo,  es nuestro cuerpo. Mas o menos nuestra naturaleza no es muy distinta a la de nuestros abuelos.

La tecnología, los ritmos cambian y nuestro cuerpo no. Los cardiólogos y los diabetologos pueden dar cuenta de lo que sufrimos por culpa de esta asimetría. Hasta los dentistas  pueden sacar conclusiones sociológicas al ver la cantidad de pacientes que acuden con una afección ligado al estrés que no existía hasta hace unos años: el bruxismo.

El modelo peronista caudillezco en el 2010 tiene un nuevo impedimento: el cuerpo del caudillo.

Nestor sabía que estaba perdiendo poder y necesitó mostrarse fuerte.

Le hubiera dado vergüenza decirles a los jóvenes que su cuerpo no le daba para estar esa noche en el Luna Park.  Le hubiese parecido un acto de debilidad antes los machos del conurbano, quedarse unos días reposando y recuperándose en su casa.

La historia del peronismo está signada por tragedias y traiciones.  Como las telenovelas, como el tango, como la vida de Maradona.

Kirchner llegó al gobierno de la mano de un caudillo, Duhalde. Cuando el primero acumuló suficiente poder, transformó al segundo en su oponente y enemigo.

Se sintió traicionado por muchas personas: Cobos, Solá, Alberto Fernandez, Lavagna, Lousteau, Massa,  Clarín..etc, y los fantasmas de Scioli, y los intendentes del conurbano acechaban (y acechan) todo el tiempo.

Dicen que la noche anterior a su muerte tuvo una fuerte discusión telefónica con un hombre poderoso: Hugo Moyano. Los últimos meses fue evidente que tenía dificultades para arrear las tropas.

El cansancio del estrés y la  sobre exigencia, se suele compensar con la adrenalina que genera el poder. Pero esa misma sobre exigencia sumada a la pérdida de poder y miedo a la traición, fue un coctel que el cuerpo no le aguantó.

A los próximos aspirantes a ocupar el lugar de caudillo peronista,  que quedó vacante, se les podría aconsejar que empiecen cuidando su cuerpo.  Pueden comenzar comiendo sano, y haciendo actividad física.

Yo, personalmente,  les recomiendo alguna actividad como el yoga, feldencrais, técnica alexander o contact improvisation, que además de ser físicas son expresivas y espirituales.

Pero me imagino que el día que esos políticos se conecten con su cuerpo, ya no querrán mas ocupar el rol de macho caudillo.

Respeto a Kirchner que fue un líder que pagó con su cuerpo, tan solo a los 60 años, esa equivocada manera tan tradicionalmente peronista de conducir un proyecto político.

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